Cirenia Cárdenas, hija del exalcalde de Imperial Uldarico Cárdenas, reclama justicia tras casi un siglo de heredar y defender la propiedad familiar, hoy usada por un colegio y un asentamiento humano, sin que se le haya reconocido ni un sol de compensación
En el Perú, donde la injusticia parece regla, la historia de Cirenia Cárdenas indigna. Con 96 años y un cáncer terminal, esta mujer sigue luchando por el respeto a su derecho de propiedad. La herencia de su padre, el exalcalde de Imperial Uldarico Cárdenas, adquirida en 1925 e inscrita en Registros Públicos desde 1969, fue ocupada por el Estado sin pago alguno. Parte del terreno se destinó al colegio 20145 “La Huaca” y al asentamiento humano “La Esperanza”, incluso la propia Municipalidad de Cañete reconoció en documentos que debía expropiarse, pero nunca se ejecutó.
Hoy, postrada por la enfermedad, Cirenia no busca recuperar la tierra, solo exige justicia: que los jueces de la Corte de Cañete ordenen la expropiación formal y el pago justo que la ley ampara. Una historia que desnuda la indiferencia y corrupción que marcan al “país de la injusticia”.
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