Dos agentes activos fueron capturados como parte de “Los Letales del Norte, Nueva Generación”. Casos así explican por qué, incluso en el extranjero, el policía peruano no genera confianza
En La Libertad, un operativo conjunto entre la Policía y el Ministerio Público logró desarticular a la organización criminal “Los Letales del Norte, Nueva Generación”, dedicada a extorsiones y asesinatos. Sin embargo, el hecho que más indigna es la captura de dos policías en actividad: Daniel Reyes Morales y Óscar Paredes Crispín, sindicados de colaborar con la banda.
La noticia vuelve a desnudar la crisis de la Policía Nacional del Perú. Aquellos que debían enfrentar a los delincuentes terminaron protegiéndolos, alimentando la percepción de una institución corroída por la corrupción. Y este deterioro no solo golpea a la ciudadanía en las calles: también explica por qué en el extranjero la figura del policía peruano genera desconfianza.
Lo ocurrido no es un hecho aislado, sino otro síntoma de un sistema enfermo que mezcla crimen organizado y uniforme. Mientras no se depure a fondo la PNP, la inseguridad seguirá siendo la marca de cada día en el país.
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