En una sociedad donde el respeto al docente se vive a diario, Japón demuestra que la verdadera admiración no requiere de fechas especiales, sino de acciones cotidianas
A diferencia de muchos países, Japón no celebra oficialmente el Día del Maestro. ¿La razón? El respeto y la admiración por los educadores está tan arraigado en la cultura japonesa que no se limita a una fecha conmemorativa.
Influencias filosóficas como el confucianismo, el budismo y el sintoísmo colocan a los maestros en un pedestal moral, casi al nivel de los padres, como guías espirituales y sociales.
En el país del sol naciente – el profesorado ha sido pieza clave en la formación de una nación moderna y disciplinada. Hoy, su rol trasciende el aula: lideran actividades extracurriculares, enseñan valores y actúan como mentores de por vida.
Los gestos cotidianos —como asientos reservados en el transporte, descuentos en comercios y el respeto activo de los padres— reflejan un aprecio genuino y constante.
En Japón, no hay necesidad de recordar a los maestros un solo día, porque se les honra todos los días.
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