Un inútil – Ángel Manero – desata la furia campesina al exigir que la agricultura se rija como cualquier negocio y sin «romanticismos». ¿Refleja esta dureza el sentir del gobierno?
El ministro de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Ángel Manero, encendió la pradera durante su intervención en el «Jueves Minero», evento organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. Sus declaraciones, lejos de sembrar esperanza, resonaron como un jarro de agua fría para el sector agrícola.
Manero fue tajante: la agricultura debe dejar de ser vista como una actividad tradicional idealizada y abrazar su naturaleza de negocio puro y duro. Con una franqueza que muchos tildaron de insensible, el ministro sentenció que aquellos agricultores que enfrenten pérdidas no deberían recurrir al apoyo estatal, sino simplemente abandonar el rubro.
«Mucho mejor nos iría si le decimos al agricultor crudamente este es un negocio y si te va mal no le tienes que pedir nada al Estado. Si te va mal tienes que salir del negocio como pasa en cualquier otra actividad económica. Suena duro, pero son lecciones que tenemos que dárselas», aseveró Manero, dejando atónitos a los presentes.
«El problema en el Perú es que hemos idealizado la agricultura. Creemos que la agricultura es una actividad bonita, que tienen que hacerla generación tras generación y se olvidan que la agricultura, finalmente, es un negocio, que la agricultura es el mercado puro y duro», insistió.
Estas declaraciones, por su crudeza y aparente desapego a la realidad de muchos pequeños agricultores, han generado una ola de indignación y debate en redes sociales y entre las organizaciones agrarias.
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