Desaprobación histórica y crisis de seguridad marcan la gestión de la accidental mandataria
La presidenta Dina Boluarte se encuentra en el centro de la polémica, con niveles de desaprobación que superan el 92%, según los promedios de las encuestas. La ciudadanía percibe una desconexión alarmante de la mandataria con la realidad del país, especialmente en lo que respecta a la inseguridad ciudadana y el crimen organizado.
La ineficacia de su gestión se ha hecho evidente en la reciente paralización de transportistas en Lima, quienes exigen garantías de seguridad ante la ola de extorsiones y robos. Las declaraciones de Boluarte, minimizando el impacto del paro, han generado indignación y alimentado la percepción de una presidenta ajena a las necesidades del pueblo.
La crisis de popularidad de Boluarte se suma a la creciente preocupación por la falta de resultados en la lucha contra el crimen. Expertos señalan que la mandataria no está a la altura de los desafíos que enfrenta el país, y sus declaraciones públicas solo contribuyen a erosionar aún más su imagen.
La pregunta que resuena en las calles y en las redes sociales es: ¿Podrá Dina Boluarte revertir esta tendencia y recuperar la confianza de los peruanos? El tiempo lo dirá, pero la tarea se presenta cada vez más cuesta arriba.
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