Maquinaria ociosa en Huacho mientras Putinza se desangra: la gestión de Vásquez, un reflejo de la más cruda indiferencia. “Inútil e inhumana” le dicen en las redes sociales
En las entrañas de Yauyos, donde el río Cañete se desborda y la tierra tiembla, el eco de la desesperación resonó con fuerza. Putinza, un pueblo que clama por ayuda, fue testigo de la más cruel indiferencia. Mientras la tragedia se cernía sobre sus habitantes, la maquinaria, esa que podría haber sido su salvación, yacía inerte en la sede de Huacho, bajo la custodia de Rosa Vásquez Cuadrado, la gobernadora regional.
La imagen es desgarradora: máquinas robustas, diseñadas para enfrentar la furia de la naturaleza, convertidas en meros espectadores de la desgracia. La gestión de Vásquez, marcada por la inacción y la negligencia, deja al descubierto una realidad escalofriante: la falta de un plan de contingencia ante las emergencias.
La ausencia de la gobernadora en Yauyos es un grito silencioso que clama por justicia. Mientras los pobladores luchaban contra la corriente y el lodo, Vásquez Cuadrado brillaba por su ausencia, demostrando una vez más su desprecio por las comunidades más vulnerables.
Azpitia, un escenario de proselitismo político, fue testigo de cómo los recursos del Estado se desviaron para alimentar las ambiciones de César Acuña. Pero en Yauyos, donde la vida pendía de un hilo, la maquinaria permaneció inmóvil, víctima de la burocracia y la apatía.
Los «voceros» de Vásquez Cuadrado intentarán justificar lo injustificable, escudándose en la falta de «papeles» para movilizar la maquinaria. Pero la naturaleza no entiende de burocracia ni de excusas. La vida y los cultivos de los pobladores no pueden esperar a que se resuelvan trámites administrativos.
La gestión de Rosa Vásquez Cuadrado es un ejemplo de cómo la indiferencia y la negligencia pueden convertirse en armas letales. En tiempos de crisis, la inacción es un crimen que clama por justicia.
VIDEO: