Marcelino Cabrejos Delgado, un ejemplo de resiliencia y soledad, clama por ayuda en un mundo que a menudo ignora a sus mayores
En el corazón de Chiclayo, Marcelino Cabrejos Delgado, un valiente anciano de 95 años, enfrenta cada día la dura realidad de la soledad y la pobreza. Desde su puesto en el Jirón Serafín Filomeno, vende manzanas a un sol cada una, luchando por cubrir sus necesidades básicas. A pesar de tener cuatro hijos, la ausencia de su familia pesa en su vida, dejándolo a merced de la indiferencia.
Con un reciente accidente que le dejó lesiones abdominales, Marcelino se levanta a las 5 de la mañana, dispuesto a enfrentar un nuevo día, con la esperanza de que alguien compre sus manzanas. Sin embargo, hay días en que no vende nada y su única comida son agua y manzanas. Su historia, una llamada de atención a la sociedad, resalta la urgente necesidad de un sistema de apoyo para nuestros adultos mayores, quienes merecen dignidad y cuidado.
Marcelino es un símbolo de la vulnerabilidad de nuestros ancianos, recordándonos que todos tenemos la responsabilidad de cuidar a quienes nos precedieron.