Celebraciones de aniversario dejaron un legado… pero de basura, desorden y jardines marchitos
El corazón del distrito de Imperial, otrora inspiración de poetas y músicos, hoy late al ritmo de la desidia y el desorden. Tras la pomposa y mal organizada feria de aniversario, la plaza central parece más un campo de batalla que el rostro de un distrito que presume su historia. Lo que alguna vez fueron jardines vibrantes ahora son llanos marchitos, aplastados por toldos mugrientos y kilos de basura. Y si los olores hablaran, contarían historias de orines y grasa que invaden el aire.
Mientras los vecinos alzan su voz de protesta, César Quispe, querido “cajonero y cantante”, pone la banda sonora de esta tragicomedia con una versión satírica del clásico “Imperial, Tierra Bendita”. Con versos modificados como “Imperial, tierra de pichis, yo te quiero a ti llorar”, arrancó carcajadas y dejó en evidencia la cruda realidad: la dejadez de una gestión municipal que brilla por su ausencia.
En el escenario del caos, donde hasta los chicharrones parecen tener más orden que el municipio, los vecinos se preguntan: ¿Dónde quedó el distrito del que una vez nos sentimos orgullosos? ¿Será que hemos cambiado el progreso por populismo y promesas huecas?
Imperial, ese distrito cargado de tradición y sabor, se ha convertido en un basural a cielo abierto, gobernado por autoridades torpes y mediocres – transformado el aniversario en una fiesta de la decadencia.