Con calles llenas de basura y disputas territoriales, el alcalde prefiere fiestas y juegos en lugar de asumir su responsabilidad. Cañete merece un líder, no un «pichanguero»
Mientras la provincia de Cañete enfrenta una crisis de abandono y desidia, el alcalde Tony Alcántara Malásquez parece haber olvidado que su cargo es para servir a la comunidad y no para buscar su propio bienestar.
En lugar de ocuparse de los problemas más urgentes, como la creciente acumulación de basura que convierte las calles de San Vicente en un vertedero a cielo abierto, Alcántara prefiere deleitarse con fiestas de cumpleaños que invita a todos a comer y beber gratis, mientras la ciudad se desmorona.
Peor aún, en su tiempo libre, el burgomaestre se dedica a jugar partidos de «fullvaso» con su séquito de lambiscones, proveedores y precandidatos políticos, haciendo alarde de una supuesta «dedicación» a su club deportivo «La Máquina», con el que intenta, sin éxito, disimular su falta de compromiso con los verdaderos problemas de la provincia. No hay un solo indicio de que este alcalde, con su actitud festiva y alejada de la realidad, esté comprometido con la mejora de la calidad de vida de los cañetanos.
Por si fuera poco, Alcántara demuestra un desconocimiento alarmante sobre la historia y los límites territoriales de Cañete, al permitir que invasores de Chincha entren y salgan a su antojo, poniendo en peligro la integridad del territorio provincial. Los ataques de los chinchanos, que incluso han amenazado con denuncias penales por usurpación, son una clara muestra de la falta de liderazgo y de preparación de un alcalde que no tiene idea de cómo defender lo que le corresponde a su pueblo.
Cañete, como tantas veces lo ha demostrado, no merece un alcalde ajeno a su realidad, ni un «pichanguero» que solo busca diversión y placeres personales mientras la provincia languidece. Es hora de un cambio. Cañete necesita un líder comprometido, no a un funcionario más preocupado por su propio bienestar que por el de su gente.
VIDEO: