«Uno de los grandes problemas que tenemos en nuestra sociedad, en su mayoría creyente y católica, es que en vez de afrontar los problemas, los escondemos. No los afrontamos cara a cara», con estas palabras, Monseñor Castillo pidió asumir el signo del perdón y la rectificación con un sentido de franqueza y amistad social, pero, sobre todo, con una actitud capaz de superar toda mezquindad para compartir a manos llenas.
«Vayamos juntos en este camino solidario de ayudarnos entre pecadores, que es lo que el Señor ha querido al darnos su vida, porque Él, no siendo pecador, decidió hacerse pecado por nosotros. Necesitamos una Iglesia que pueda comprender a la humanidad, pecadora como ella, para regenerar la matriz de la vida de la Iglesia y del mundo», dijo en su homilía en la Catedral de Lima.
Monseñor Castillo inició su alocución recordando que el Señor quiere que su comunidad, la Iglesia, sea un signo de amor: «Y la mejor manera que tiene Dios de manifestar su amor, considerando que todos somos pecadores y que esta Iglesia está formada por pecadores, es con el signo de su perdón».