Hombres y mujeres que visten con honor su uniforme policial, deben ser reconocidos
El Perú celebró en todos los rincones donde existe una dependencia, el Trigésimo Cuarto Aniversario de la Policía Nacional, con una serie de actos tendientes a honrar a quienes desde siempre, han brindado con su vocación de servicio y su fe en Dios, su esfuerzo sostenido en bien de la paz social.
Rendirle honores a un policía, es recordar su abnegación y heroísmo, porque en virtud de cada uno de esos actos valerosos que han marcado su vida, el compromiso asumido tiene que ver con la aceptación de cada momento en el que tiene que defender a un ciudadano sin siquiera conocerlo, enfrentar al enemigo visible o invisible, al delincuente que se organiza para cometer fechorías y al que no le importa la vida que está al frente.
A esos hombres de uniforme verde-azulino, debemos de rendirle homenaje, en este aniversario recordando que más de trescientos de ellos, estuvieron también en primera línea, perdiendo la vida, por cuidar la de los demás, en esta pandemia que aún nos azota.
Precisamente, hoy nos viene a la mente un hecho como tantos otros, en los que el olvido se hace latente, cuando no comprendemos la dimensión de ese esfuerzo y sacrificio realizado por un valeroso uniformado policial. Se trata de esos que defendieron con su vida, la democracia, la sociedad y el Estado.
PACARÁN/Julio 1989
El 20 de julio de ese año, el Servicio de Inteligencia dio cuenta de una información al Grupo Antisubversivo de la Guardia Civil (GAS) que en el pueblo de Huangáscar (Yauyos), se encontraba una columna senderista liderado por un cabecilla denominado “El Doctor”. Hasta ese lugar se dirigió el GAS al mando del Capitán Emilio Oscar Alemán Ziegner, logrando su captura.
Dos días después, el terrorista fue llevado a la Comisaría de Pacarán (Cañete) permaneciendo por dos horas en el calabozo mientras el personal a cargo se abastecía para continuar con el traslado y alejar el peligro de la población.
El ataque del 23 de julio
Con la finalidad de rescatar al “Doctor”, un grupo de subversivos incursionaron en la vivienda de una profesora que quedaba a espaldas de la sede policial e hicieron un forado desconociendo que ya había sido trasladado a la ciudad de Lima. Los dirigidos por la “Camarada Paola” (La Gringa) llegaron en tres vehículos tipo camión atacando el puesto policial, con metrallas y dinamita (baldes conteniendo dinamita con pedazos de vidrio y clavos que hacían la función de esquirlas para causar mayor daño) dejando todo en escombros.
El ataque fue repelido por personal de la Comisaría, recibiendo el apoyo del Grupo Antisubversivo GAS en respuesta inmediata conjuntamente con el Comisario a cargo Oficial Hilario Arturo Villarroel Prado., ocurrida la valiente respuesta al ataque; de inmediato se procedió a rescatar a los efectivos atrapados entre los escombros teniendo la lamentable perdida de tres valerosos policías el SOT1 PNP Hernán Antenor Taquire Rodríguez, SO PNP William Ademir Díaz Santos y el SO PNP Manuel Walter Ramírez López.
UN DIGNO RECONOCIMIENTO
En julio del año pasado, el entonces Ministro del Interior José Élice Navarro, citado por la Comisión de Defensa Nacional, Orden, Desarrollo Alternativo y Lucha Contra las Drogas, informó que los efectivos fallecidos en el atentado terrorista de la comisaria de Pacarán, -la cual relatamos- fueron ascendidos al grado inmediato superior y se le otorgaron pensiones de viudez y orfandad a los deudos, en cumplimiento de las normas vigentes. Sin embargo, hasta la actualidad no se han iniciado los trámites para otorgarles los beneficios que la ley señala para los valientes policías que defendieron con honor a la patria, siendo éste, un reconocimiento a su servicio a la patria.